La pandemia acaba con el primer Contrato de Impacto Social de Chile
En 2019 un grupo de inversionistas decidió apostar por la educación en Estación Central a través de este nuevo modelo que convierte un problema social específico en un bono que paga según su capacidad para solucionarlo.
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La pandemia del coronavirus también mató a los Contratos de Impacto Social (CIS). El cierre de las escuelas, debido a los confinamientos hizo que la Fundación San Carlos de Maipo, que lideraba un proyecto en Estación Central, decidiera poner fin a la iniciativa, debido a la imposibilidad de cumplir con los objetivos planteados.
Los CIS buscan atraer a los inversionistas a proyectos de mejora comunitaria específica. Y si bien no tienen un mercado ni una rentabilidad alta o asegurada, entregan una ganancia condicionada al cumplimiento de un objetivo social o medioambiental: en este caso mejorar la comprensión lectora de niños y niñas de escuelas vulnerables en Estación Central.
Ofrecían una ganancia de UF+3% a contar de 2021 y el plan implicaba que por un período de tres años (2019-2021) ocho establecimientos educacionales de esa comuna, con un universo de 700 alumnos, serían monitoreados. En la primera fase, los chicos entrarían en modo aprender a leer bien para después empezar a pagar con los resultados: a mayor capacidad lectora, más ganancias (ver recuadro).
Importado de Inglaterra
Todo partió en 2019 con el programa Primero Lee de la Fundación Crecer con Todos. Hasta octubre de ese año todo iba bien, pero luego del estallido social las escuelas donde se estaba implementando el programa social fueron cerradas, producto de las manifestaciones. Y después vino la pandemia. "El cierre del programa social y del CIS no era el resultado esperado, pero a su vez permitió validar las promesas del modelo", dice Rafael Rodríguez, jefe del área de desarrollo y estudios de Fundación San Carlos de Maipo.
Detalla que solo se pagó por lo logrado, ahorrándose todos los gastos proyectados para 2020 y 2021, los inversionistas recibieron un retorno de capital por 2019 y también "un retorno social gracias al efecto positivo que el programa tuvo en los alumnos". El ejecutivo resalta que la disposición de todos los actores para negociar el cierre del CIS de una manera en que los niños, que recibieron el programa, no se vieran afectados, ni tampoco la fundación operadora del programa.
Según Rodríguez otra promesa cumplida de los CIS es que permiten mejorar los sistemas de diseño, monitoreo y evaluación de los programas sociales. En los últimos cinco años estos instrumentos han sido usados en todo el mundo para solucionar problemas asociados a pobreza y medioambiente. Definen una situación que mejorar, la modelan y establecen las condiciones de pago según el éxito del programa.
Nacieron en Inglaterra y hasta en Colombia hay uno para poblaciones vulnerables desplazadas por la guerrilla.
En rigor es más bien una asociación público-privada en que el Estado paga solamente por resultados, lo que permite innovar en la búsqueda de soluciones.
Digitalización
Rodríguez cree que en todo caso la pandemia está generando problemas sociales que requerirán soluciones como los CIS. Asegura que en contextos donde las cuarentenas no tengan efecto en la implementación de los programas ni en la evaluación de éstos, podrían desarrollarse planes digitales para el desarrollo de habilidades parentales y/o sociales, tratamiento de aguas, soluciones medioambientales, entre otros. "Lo más importante es que la estructura de los contratos que se diseñan en este modelo, tengan definidos los mecanismos de negociación entre pagadores e inversionistas en casos de que el contexto cambie producto de eventos inesperados (como un estallido social o una pandemia), pero también claridad en los mecanismos de cierre en caso de una razón de fuerza mayor", explica.
La Fundación San Carlos de Maipo fue contratada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para asesorar al Gobierno en la implementación de tres CIS. Su trabajo partió el 2019 y en este momento está en proceso de evaluación, debido a que producto de la pandemia es poco probable que se puedan implementar los proyectos de pago por resultado que se habían diseñado.
Los proyectos basados en el modelo de los CIS tienen "sentido" cuando la operación posibilita el logro de un impacto social, pero si el contexto cambia radicalmente producto de un evento inesperado y este no permite una operación de un programa social que cumpla esa expectativa, "es mejor cerrar para evitar que se malgasten recursos, ya sea de los pagadores, como de los inversionistas o de los mismos beneficiarios, los que podrían perder tiempo al recibir intervenciones incompletas", sostiene Rodríguez.